Colombia. Fundación Mainel.
“Mi nombre es Angélica Alejo Aguilar, copropietaria de Two Glass, una empresa familiar con tres años de funcionamiento. Somos amantes del planeta y hacemos nuestro aporte trabajando con vidrio recuperado”. Estamos en el distrito de Aguablanca de Cali, Colombia. Una zona que nació en la década de los 70 de la mano de un reguero de personas desplazadas por el conflicto en busca de la paz y una vida mejor. Como cualquier reguero que se abre paso, lo hizo donde buenamente pudo. Sin servicios básicos, infraestructuras educativas o sanitarias, 50 años después, el distrito aún presenta altos índices de pobreza y bajos niveles de educación. Las oportunidades, buscadas durante tantos años, aún continúan escondiéndose.

Foto: Fundación Mainel.
Cinco décadas de violencia han dejado más de ocho millones de víctimas en Colombia. Por delante, el enorme reto de construir una paz duradera que permita el retorno al campo, la reconciliación, la justicia, la construcción de oportunidades… En tal contexto, es esencial contar con salidas económicas que garanticen estabilidad a las familias; especialmente, a las mujeres y a la gente joven. “Pensamos inicialmente una fábrica de reciclaje, pero se requería una inversión significativa y, en medio de la búsqueda, encontramos el vidrio como un material olvidado que a menudo es reemplazado por materiales de un solo uso. Descubrimos que en Cali se desechan 29 millones de botellas de vidrio en bares y restaurantes legalmente constituidos”. Angélica Alejo explica de dónde surge su iniciativa: “quisimos darle una segunda oportunidad al vidrio”.
La empresa Two Glass se dedica a la transformación creativa del vidrio en vasos, bandejas y recipientes. “Promovemos la conciencia ambiental de reutilización para que (el vidrio) vuelva a ser parte de la comunidad”. De este modo, según explica Angélica Alejo, cierran el ciclo de la cadena productiva.
Una pieza de un amplio mosaico
La iniciativa de Two Glass forma parte de un proyecto mucho más amplio liderado por la Fundación Carvajal y con apoyo de la Fundación Mainel y la Fundación del Valle. Un proyecto que forma a 2.400 hombres y mujeres en 30 instituciones educativas públicas. También trabaja con personas que ya tienen en marcha sus propios proyectos, pero que necesitan cierto acompañamiento para que se consoliden. El resultado: personas que cuentan con habilidades para poner en marcha sus propias empresas.
En los últimos tiempos el contexto ha empeorado en Colombia. Las consecuencias de la pandemia han supuesto un impacto importante en la situación de los y las pequeñas empresarias, sobre todo a aquellas personas que tienen una realidad económica precaria. El estallido social de abril de 2021 -contra el proyecto de reforma tributaria propuesto por el gobierno de Iván Duque- también golpeó con fuerza. A pesar de ello, la vida sigue abriéndose paso como un reguero que busca su propio camino; siempre fue así y así sigue siendo en Aguablanca.
“El camino ha sido cuesta arriba y lleno de retos que hemos ido sorteando, no teníamos claridad sobre nuestras finanzas, no contábamos con proveedores que suministraran material adecuado para el proceso, la comunidad no valoraba el proceso de recuperar el vidrio, ni dimensionaba su importancia, además de los desafíos inherentes de las dinámicas familiares que surgen en el ámbito empresarial” -comenta Angélica Aguilar sobre su proyecto empresarial.

Foto: Fundación Mainel.
Como piezas de un mosaico en la que cada una tiene su valor propio y colectivo, la formación recibida les ha permitido encajar cada una de ellas en su lugar: la gestión eficaz de la empresa, el reparto de roles y responsabilidades, las alianzas con otros pequeños empresarios… Y así, poco a poco, el mosaico se va uniendo a otros en una suerte de tejido colectivo que sostiene las condiciones de vida que merecen. “Hoy tenemos una alianza con una bodega en el centro de la ciudad donde podemos ir a seleccionar material, también contamos con algunos recicladores y bares a quienes les compramos las botellas”, explica la copropietaria de esta empresa.
Two Glass ha logrado impactar a la ciudad con la reutilización de 8.352 botellas de vidrio, lo que representa 2.783 kilos menos de basura, ahorra un 20% de la contaminación atmosférica y un 50% de la contaminación de las aguas. “Contamos con productos útiles, con diseños atractivos que dan vida a todo un concepto de segunda oportunidad para decorar tu hogar, oficina o espacio con el que esperamos que cada objeto les recuerde a nuestros clientes que es importante cuidar el planeta y que esto puede ser económicamente sostenible”, afirma orgullosa Angélica Aguilar.