Situada en el barrio de Ukonga de Dar es-Salam, la ciudad más grande de Tanzania, se encuentra la escuela primaria Air Wing School. Es grande, con patios amplios donde casi 2.000 alumnos y alumnas juegan bajo la atenta mirada de sus profesores. Entre columpios, patios de arena y un mini volcán de juguete, destacan una serie de contenedores de basura de diferentes colores con tres escudos: uno de ellos es el del Ayuntamiento de Madrid.
Se trata de una de las diez escuelas municipales inscritas dentro del proyecto “Gestión de residuos sólidos en Dar es-Salam para mejorar la salud y los medios de vida de la población”, también llamado por la población local “Taka Ni Mali”, que en suajili significa “los residuos son riqueza”.
El proyecto financiado por el consistorio madrileño implementa en las escuelas programas de sensibilización sobre la gestión de residuos entre los alumnos y ha llegado a 53.000 personas desde su comienzo. Gracias al asesoramiento que han recibido previamente sus profesores, los alumnos y alumnas de la escuela Air Wing aprenden el valor del reciclaje. Hasta han creado un club de reciclaje que promociona la separación de residuos y la necesidad de un entorno higiénico. Además, con el material obtenido, fabrican el carbón que se usa en la cocina del centro para calentar las comidas.
Los escolares son un pilar fundamental del proyecto y se han convertido en agentes de cambio de la sociedad en temas medioambientales. Es el caso de Justin Damas, estudiante de la escuela primaria Minazi Mirefu: “Trabajamos con el proyecto Taka Ni Mali, y la maestra me dio una camiseta con el nombre. Me la puse y cuando llegué a casa, le expliqué a mi madre las cosas que me habían enseñado.” Ahora toda su familia separa los residuos generados por el hogar en diferentes papeleras.
Empresas sociales
En el año 2011, un grupo de vecinos del barrio de Stakishari, decidieron unirse para limpiar los residuos acumulados en las calles de su vecindario. La suciedad generaba un ambiente insalubre y propagaba enfermedades como la malaria, el tifus o el cólera. Autoproclamados “Wajane Stakishari Maziringa”, actualmente el grupo está compuesto por 50 personas (30 mujeres viudas y 20 jóvenes trabajadores remunerados). Su lideresa, Clara James Kalepo, promueve iniciativas para el desarrollo financiero del grupo y es una de las vecinas más activas y comprometidas con la limpieza.
Una de las labores de sus integrantes es recolectar la basura casa por casa cobrando a cada hogar 5.000 chelines tanzanos (menos de 2 euros) al mes. Todos ellos trabajan como empresa social, es decir: son rentables y a su vez consiguen un impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad.
Además, comercializan briquetas de carbón recicladas que los hogares del barrio ahora usan para cocinar en lugar del carbón tradicional y la leña. Este compuesto tiene una alta densidad y un poder calorífico mayor, sólo con tres de ellas se puede hacer una comida y su uso está reduciendo la deforestación y el impacto ambiental en la zona.
Cuando Amref Salud África impulsó el proyecto “Taka Ni Mali”, los integrantes de Wajane tuvieron la oportunidad de dar un paso más en su trabajo: el grupo fue seleccionado por el proyecto para mejorar su gestión y su impacto municipal. Mediante este aporte de financiación pueden trabajar de forma más eficiente gracias a la mejora de la maquinaria y transporte que utilizan. Los resultados de ese trabajo combinado se están notando en el barrio: gracias a los nuevos hábitos de limpieza de los vecinos y al sistema funcional de recogida de basuras, no ha habido ningún caso de cólera en la zona desde 2016.
Un proyecto, miles de personas beneficiadas
Tres empresas sociales más se han beneficiado del proyecto, lo que ha supuesto la retirada de las calles de 73 toneladas de residuos y la producción de tres toneladas de reciclados al día. Estos grupos, compuestos por mujeres y jóvenes en situación de vulnerabilidad, han visto cómo sus beneficios económicos se multiplicaban hasta por 21, y se espera que sigan aumentando una vez finalizado el proyecto.
Un total de 329 personas naturales de la zona han sido capacitadas en iniciativas empresariales relacionadas con la gestión de residuos. Además, se ha formado a 93 líderes comunitarios y a 193 miembros del personal técnico municipal. La estrecha relación de Amref con las autoridades locales asegura la continuidad de los proyectos pase lo que pase con los fondos externos.
De manera indirecta, se estima que unas 334.000 personas han sido sensibilizadas a través de reuniones comunitarias, visitas a hogares y campañas en medios de comunicación (TV, radio y cartelería). Como resultado se ha registrado una disminución del 80% en la acumulación de basura en los espacios públicos. Actualmente, el 92% de los hogares accede al servicio de recogida de residuos sólidos por parte de las empresas de emprendedores sociales.
Uno de los grandes logros del proyecto ha sido superar los conflictos de intereses entre las empresas sociales y las de recogida de basura que ya prestaban un servicio similar y aportaban beneficio a las arcas públicas. Gracias a la mediación de Amref, en barrios con calles muy estrechas las grandes corporaciones utilizan los servicios de las motocicletas para acceder a estos hogares y hasta colaboran con combustible. De este modo ambos se benefician: el grupo de emprendedores ahorra combustible y no tiene que desplazarse hasta el vertedero y la empresa consigue más carga de residuos que llevar al vertedero a los que antes no tenía acceso.
Muchas formas de cocinar
La Fundación Amref Salud África es una entidad pequeña de cooperación internacional; en los últimos años ha pasado de recibir cuatro millones de euros en 2006 a un millón en 2012. La caída de fondos ha derivado en la reducción del equipo a la mitad; actualmente solo cinco personas gestionan los proyectos. Por ello, hacen un llamamiento a los voluntarios españoles que quieran participar en el apoyo de los eventos, en la difusión de contenidos o en el trato con socios y donantes.
“Huimos de las imágenes fatalistas para mostrar que África no es solo miseria; también hay empresas, tecnología, innovación y juventud con ganas de cambiar el mundo”, defienden desde Amref. Un continente joven, con países como Kenia, con más del 66% de la población menor de 25 años. Defienden que “los jóvenes deben formar parte de las instituciones y el presente de los países, por lo que apoyar su empoderamiento y promover una juventud crítica es una de nuestras principales áreas de trabajo.”
Un proverbio swahili dice: “El arroz siempre es el mismo, hay muchas formas de cocinarlo. La diferencia está en cómo haces las cosas, en la actitud.” (En idioma original: “Mchele moja mapishi tofauti”). Mucha y buena actitud demuestran cada día Amref y el proyecto “Taka Ni Mali”.