Akwaba significa dar la bienvenida

Niños y niñas juegan en una sala amplia.

Costa de Marfil. Proyde.

“Akwaba”, en la lengua Baoulé, significa acoger a quien viene de fuera, darle la bienvenida. Este es el nombre que toma el hogar para niños y niñas que viven en la calle en Abidjan, capital administrativa de Costa de Marfil. En la ciudad más poblada del país se estima que cerca de 30.000 niños y niñas viven en la calle. Al norte de la ciudad, en el barrio periférico de Abobo, se ubica el Hogar Akwaba, desde donde los Hermanos de La Salle del Golfo de Benín, con el apoyo de PROYDE, acogen y acompañan al año a más de un centenar de niños y niñas en situación de calle. Les dan la bienvenida a un lugar en el que los cuidados marcan el día a día.

En el barrio de Adobo viven aproximadamente un millón de personas, en su mayoría familias procedentes de zonas rurales, que se enfrentan a altísimos índices de paro y pobreza y a graves carencias en seguridad, salud pública y escolarización infantil. La pobreza, el desempleo, la fragmentación familiar y la crisis sociopolítica del país expone a los niños y niñas a situaciones de mayor riesgo. Criaturas que se enfrentan a la exclusión social, al abandono en la calle, a ser explotados laboralmente o a ser involucrados en conflictos armados.

Koné Issa

«En el centro hemos acogido a más de 3.024 niños y niñas en situaciones difíciles que han sido víctimas de trata, abusos, pobreza…»

En este contexto, los y las trabajadoras del centro se dedican diariamente a brindar a los niños, niñas y adolescentes de Abidjan un lugar seguro en el que vivir, escucha activa, escolarización, un proyecto de vida y apoyo para que vuelvan con su familia. Koné Issa, el primer educador del centro y quien lleva desde hace 25 años dedicado a la reunificación familiar y a la reinserción social relata que desde que abrieron el centro han acogido a “más de 3.024 niños y niñas en situaciones difíciles que han sido víctimas de trata, abusos, pobreza… En la mayoría de los casos, quienes han pasado por el centro ahora tienen familia y trabajan por cuenta propia en talleres, tiendas, han abierto sus propias empresas o trabajan en la administración pública”.

Koné Issa sentado y apoyado en una mesa con un mantel colorido.
Koné Issa. Foto: Proyde.

Quienes residen en el hogar Akwaba tienen entre 7 y 16 años y, durante su estancia, reciben atención y cuidados básicos, además del acompañamiento del equipo, que se pone manos a la obra para intentar localizar a la familia, tarea en muchas ocasiones complicada. “Se hacen visitas a los familiares y una intensa labor de sensibilización y concienciación para que puedan regresar a su casa en un futuro”. Cuando se logra, de forma paulatina, empiezan a pasar algunos fines de semana con la familia, hasta que se pueden integrar definitivamente y salir de la violencia y exclusión que han sufrido.

Akugre Salomon Eric

Terminé mi formación y hoy trabajo como educador en el hogar Akwaba y soy miembro del equipo especializado de prevención.

Akugre Salomon Eric, actualmente un joven padre de familia y técnico de sonido, fue uno de los primeros niños acogidos en el hogar Akwaba: “tras la muerte de mi madre, la familia nos confió a su hermano mayor. Fue una época dolorosa y muy difícil para mi hermana y para mí. Nos llamaban niños brujos y nos acusaban de ser los responsables de la muerte de mi madre. Nuestro tío nos apartó de la escuela con el pretexto de que tenía demasiadas responsabilidades y no podía ocuparse de nosotros. Nos amenazaban constantemente con echarnos a la calle”. Akugre cuenta lo que ocurrió cuando se materializaron las amenazas: “Pasé muchos años en las calles de Abiyán, expuesto a la violencia, a las drogas… Una noche, un equipo especializado en prevención me propuso unirme al grupo de niños y niñas que serían los primeros en vivir en Akwaba. Fue allí donde empecé a redescubrirme como niño: tuve la oportunidad de volver a la escuela y tener una educación como si viviera con mi familia. En Akwaba me ayudaron a volver a establecer vínculos con mi familia”.

Ehounoud Christian Yvon recuerda que a los 18 años, ya había pasado más de catorce años de su vida en instituciones, orfanatos y guarderías. Llegó al hogar Akwaba en 2010, después de que se¡u padre adoptivo lo repudiara tras la muerte de su madre, “gracias al acompañamiento psicológico y educativo en el centro terminé mi formación y hoy trabajo como educador en el hogar Akwaba y soy miembro del equipo especializado de prevención. Tengo una hija a la que quiero con todo mi corazón e intento darle todo mi cariño y transmitirle todos los conocimientos que he adquirido en el centro”.

Ehounoud Christian Yvon da clase a niños y niñas junto a una pizarra negra. Al fondo una ventana.
Ehounoud Christian Yvon dando clase. Foto: Proyde.

El Hogar Akwaba se creó en 1999, y abrió sus puertas en el año 2000. Desde entonces, los Hermanos de La Salle no solo han ofrecido casa y acompañamiento, sino que colaboran con otros programas de inserción por la educación y otros servicios integrales, como el Ministerio de Educación, Bureau Internacional Catholique pour l’Enfance (BICE), Centro de Atención de la Infancia Amigó, y Centro Abel de los Salesianos en busca de alternativas y posibilidades a la vida en la calle. Casi 25 años dando la bienvenida a niños y niñas que no tienen un hogar. Casi 25 años abriéndoles el camino de regreso a sus familias o hacia el inicio de una nueva vida digna y segura.

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