India. Coordinadora Estatal de Comercio Justo.
En la etiqueta del mantel puede leerse: “Fabricado en la India. Comercio Justo”. Estamos en una de tantas tiendas que en nuestras ciudades venden productos del Comercio Justo. Tiramos del hilo… tiramos, tiramos y así, desde nuestro barrio, llegamos a Bombay. Entre tejidos, colores, máquinas de coser, tijeras, alfileres, colchas, bolsas… nos recibe Anjali Tapkire. Estamos en la sede de Creative Handicrafts en la que trabajan 270 mujeres que cosen para sostener la vida y garantizar sus derechos.
“Cuando empiezan a trabajar aquí, las mujeres tienen el complejo de no valer nada”. Después de un tiempo, “cuando llega un pedido, ellas mismas tienen la capacidad de planificar, de hacer el cálculo de costes, de cuánta tela hay que comprar, cuánto van a tardar, qué beneficio habrá por hacer esas prendas. Ese es el gran cambio”, afirma Anjali Tapkire.
La India está marcada por una enorme desigualdad. En el caso de Bombay, a pesar de ser un centro económico y empresarial de gran peso, el 60% de su población vive en los llamados slums, barrios periféricos con altos niveles de pobreza y graves carencias de servicios públicos. Las mujeres sufren la peor parte: más del 40% viven relegadas al trabajo doméstico y las que trabajan fuera del hogar lo hacen en condiciones de explotación y con sueldos muy bajos e inferiores a los de los hombres. Cuatro de cada diez mujeres son analfabetas.
Johny Joseph, director de Creative Handicrafts, explica que la iniciativa se creó para apoyar a mujeres muy pobres que atraviesan situaciones personales y económicas muy complicadas, como estar separadas -con lo que eso significa en la India- o sufrir violencia de género. Entienden que, para garantizar el empoderamiento, es necesario garantizar la estabilidad económica.
El efecto dominó de la costura
Y así, mientras tejen, se sostienen entre ellas, se fortalecen y van abriendo un camino hasta entonces insospechado. Generan cambios que mejoran sus vidas, como contar con un seguro médico que les permite tener bajas remuneradas o un apoyo especial a mujeres embarazadas; incluso un sistema propio para garantizar su jubilación.
Lo más interesante de este proceso son los cambios profundos que se producen en estas mujeres. Han crecido en una sociedad opresiva que les niega un espacio propio. Por eso, cuando se unen y empiezan a trabajar colectivamente, cuando comprueban el enorme potencial de sus capacidades, cuando ponen en valor sus saberes, comienzan a cuestionar un sistema que las oprime de manera sistemática. De este modo, el paso hacia la reivindicación de sus derechos va abriendo un camino que ya no tiene vuelta atrás. La exigencia de un mundo en el que se garantice la igualdad y la justicia social es ya una pieza más de esa producción de tejidos que son mucho más que meras telas.
“Yo misma soy un ejemplo del gran cambio que se produce en una mujer», afirmaba Anjali Tapkire en una de sus visitas a España. “No solo me desplazo sola por Bombay, sino que incluso he venido hasta aquí y estoy hablando contigo en inglés. Esta transformación me parece impresionante”. Anjali Kapkire es la clara muestra de uno de los principales logros de este proyecto: la enorme dignidad de mujeres que tejen redes de vida y de defensa de los derechos humanos.
El hilo viene de vuelta, desde Bombay a nuestros barrios. “Me gustaría que cuando alguien vea un producto muy barato se pare a pensar por qué es tan barato, porque lo más probable es que una persona, en otro lugar del planeta, haya sido explotada en condiciones muy duras”, recuerda Johny Joseph. Comprar de una forma u otra supone un impacto directo en la vida de otras personas; mujeres como las que forman parte de Creative Handicrafts y que cuanto más cosen más seguras están de que hay un futuro en el que su vida puede ser de otra manera.
** La historia de las mujeres de Creative Handicrafts es un ejemplo de las más de 2.100 organizaciones productoras de Comercio Justo que existen en más de 75 países. Todas ellas son historias de empoderamiento personal y colectivo, de dignidad, de superación de la pobreza, la marginación y la desigualdad. Son historias que hablan de no doblegarse ante un trato injusto, degradante e inhumano. Hablan del cuidado de la tierra, del arropo colectivo y de la defensa de los derechos humanos en una suerte de tejido de ida y vuelta desde nuestros barrios a miles de rincones en todo el planeta
El Comercio Justo y la igualdad de género
Las organizaciones consideradas de Comercio Justo deben cumplir los 10 principios establecidos en su Carta Internacional, entre ellos, los relativos a la igualdad de género:
Reconocer y promover el pleno derecho de las mujeres al empleo.
Disponer de un plan definido para promover la igualdad de género.
Asegurar la misma remuneración a hombre y mujeres por el mismo trabajo.
Favorecer la presencia de mujeres en los equipos directivos.
Formación profesional y técnica para mujeres y hombres.
Participación de las mujeres en las decisiones de su organización.
Consulta las tiendas de Comercio Justo en el Estado español.